jueves, 11 de febrero de 2010

Mi amigo el gordito

Siempre se sentaba en la última fila. Casi nadie sabía su nombre. Su aspecto era motivo de burlas y chistes.
Una mañana que llegó tarde a clase vi que subía las escaleras con dificultad. Entonces, yo me acerqué y le comenté que no se preocupara, que el profesor aún no había llegado. El me miró y me sonrió. y los dos nos fuimos juntos a clase.
En el recreo nos encontramos y estuvimos charlando, ya no me pareció tan gordito, sino bastante divertido y hasta estuvimos jugando al baloncesto.
Mis amigos se extrañaron de que yo estuviese hablando con Mario ( el gordito ), pero yo no le dí mucha importancia. Les conté que Mario tenía problemas médicos y debido a los tratamientos estaba gordito. Ellos entonces se dieron cuenta que se habían pasado con Mario y a partir de ese día empezaron a tratarlo como un compañero más, y dejó de ser el gordito para ser Mario, un amigo muy especial.

Moraleja: no juzguéis a las personas por su aspecto físico, sino conocerlas de verdad.

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